«Vivo sin vivir en mí», como Santa Teresa, pero en lugar de encontrarme prisionera de experiencias místicas, estoy inmersa en causas terrenales y con tanto ir y venir, escribir en el blog se convierte en una distracción imposible. l
Embebida en proyectos forzosos, me entretengo en escudriñar a Toxo y Mendez, ¡si seré bobalicona!, los relojes que llevan me recuerdan tanto al anillo del Papa que me los imagino como si fueran trillizos. Las joyas les han forjado carácter de lideres ideológicos caducos, con pocos afilados, pero practican una doctrina tan machacona que parecen representar a toda España. Se ponen nerviosos ante la pérdida de poder, interpretan el bien de los demás según les conviene, se enfrentan a los políticos pero acaban «limando asperezas» para mantener su nivel económico, quieren exclusividad en la formación de sus pupilos y les gusta meter miedo, sea con el infierno, sea con la regresión laboral eterna.
Estamos viviendo un momento social de cambio y no hay ideario que lo sustente. El número de parados supera al de cualquier partido político y en estas circunstancias los sindicatos son imprescindibles. Pero los que tenemos, se han devaluado en la subvención, se han llenado de burocracia corporativa y se han vaciado de libertad y no pueden jugar el papel que les corresponde.
A juzgar por los resultados, han conseguido muy poco. Van por detrás de la sociedad y necesitan un acelerón de ideas que nada tiene que ver con una huelga general.
El blog de Luna 